"Tenia una voz bellísima - terciopelo- y cuando caminaba parecía deslizarse por el aire, y uno no podía dejar de mirarla. De vez en cuando, sin razón aparente, le gustaba echar a correr, por los pasillos, al encuentro de quién sabe qué, sobre aquellas tremendas alfombras blancas, dejaba de ser la sombra que era y corría, pero sólo raramente, y de manera tal que a algunos, en aquellos momentos, al verla, se los oía decir, en voz baja..."
Océano mar. Alessandro Baricco
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